ULTIMANDO DETALLES
El seis de Febrero del año 2007, todos juntos inaugurábamos el Carancheódromo. Fue una noche de verano rosarino, estrellada y calurosa. Fue un evento inolvidable para nosotros…
Los carancheos ya se venían desarrollando en la terraza de A2d con continuidad desde hacía un tiempo, más de un año quizás. Pero aquella noche la terraza se vistió de gala, y entre todos asistimos al nacimiento de esa increíble criatura. En febrero del año 2009 esta Gaceta conmemoró el cumpleaños número dos del Carancheódromo con una edición de colección en donde nos sumergimos en la historia del diseño del mismo, de su construcción bajo el sol de diciembre, de su financiamiento colectivo a través del bono contribución y unas cuantas cosas más, por lo que no vamos a volver sobre todo eso ahora (pueden volver a esa edición cliqueando aquí).
La cuestión por la que nos arrimamos a aquella fecha es que el 6 de febrero de este 2012 nuestro querido Carancheódromo estaría cumpliendo nada menos que cinco años de existencia. Los caminos de la vida quisieron que sea muy difícil que estemos junto a él ese día: la extinción de A2d como empresa, y los reacomodos espaciales de cara al futuro inmediato llevaron a la rescinción del contrato de alquiler del inmueble donde el Carancheódromo descansa esperando que le den mecha, y seguramente la casa se entregará a sus propietarios o nuevos inquilinos a fines de enero.
No sabemos a ciencia cierta qué será de él de de aquí en más, no sabemos si los nuevos ocupantes de la casa lo usarán, si serán gente de comer asados, o de tener visitas muy a menudo. Esas cuestiones ya escapan un poco a la historia que nosotros podemos controlar o sobre la que tenemos poder de decisión.
Pero sí sabemos todos nosotros, y eso no nos lo puede quitar nadie, lo que ha significado ese Carancheódromo para cada uno en estos últimos cinco años. Un objeto adorado y magnético que nos congregó innumerables noches a su alrededor. Una llama encendida sobre la que se cocinaban carnes y vegetales, se bebían vinos, se compartían historias y se discutía acaloradamente. Un artificio inspirador de remeras y de películas. Un símbolo de muchas cosas, sobre todo de encuentros.
Por todo esto queridos amigos, nos merecemos todos nosotros y sobre todo se merece nuestro Carancheódromo una noche más juntos. Merece él una despedida a la altura de la historia. Merece él que lo despidamos carancheando… y que sea un miércoles… Ahora sí, El Último Carancheo.
HAN PASADO Y PASARÁN
Por el Carancheódromo ha pasado un montón de gente, montones de amigos, montones de cosas. Con el fin de la historia en la planta alta de Brown 2761 se cierra una etapa intensa que deja archivadas montones de historias, pero se abre un nuevo camino que quizás… quien sabe… algún día disfrutemos orgullosos mirando hacia atrás.
Decíamos que han pasado montones de gente, porque no solo nosotros los carancheros habituales disfrutamos de él, sino que muchos de nosotros hemos traído amigos. Por el Carancheódromo ha pasado el Choper con sus tortas, y también alguna noche de miércoles ha traído algún amigo desconocido que encontró en la calle. Ha pasado Tom Bereguer con sus verduras, pero también amigos suyos que no eran habitué. Han pasado hijos, hijas, compañeros, socios… Hemos visto subir por esa escalera a gente que no conocíamos invitadas por algún caranchero orgulloso.
Aprovechamos la situación para contarles que ha habido carancheos en parejas, y que también el Carancheódromo supo cobijar encuentros nocturnos de otros grupos de gente, como a los Proyecto Brasilia, o a la gente de Deportivo Wendler´s entre otros. Ha habido encuentros familiares, y con amigos de amigos. Ha habido carancheos al mediodía cuando el Torito se ponía las pilas y caía un día de semana con una bolsa de carbón y carne a la sede. Y creo también haberles contado ya que una noche de otoño me hice un carancheo para mi solo… con Ludmila obvio, que siempre estuvo al lado de la parrilla.
Miles de historias, y siempre la sorpresa del visitante que preguntaba cómo era, de donde había salido, quienes eran los que venían y como podían hacer para sumarse los miércoles. Muchos de ellos aseguraron querer hacerse uno. Incluso han llegado a pedirnos planos y cotizaciones.
Quien sabe… quien te dice… Estas cosas no pasan de un día para el otro, pero quizás el Carancheódromo sea un hecho fundante, y por qué no imaginar un futuro con una Rosario llena de terrazas con Carancheódromo?... por qué no?... por qué no pensar que de a poco la tabla comunitaria vuelva a reemplazar al plato individual a la hora del asado?... por qué no?... porque no pensar que el parrillero en isla se extienda como una sana costumbre y que posibilite la reunión en torno a la carne sobre las brazas?... por qué no soñar con que el Carancheódromo deje una huella en la historia cultural y culinaria de estas latitudes?...
Solo el tiempo dirá hasta donde llegarán las ramificaciones de esta historia que juntos armamos. Por ahora, y en donde sea que podamos, en honor al Carancheódromo de las terrazas de Pichincha no dejemos de caranchear.
CERRANDO LA TAPUER...
Para despedirnos de esta edición de La Gaceta del Carancheo, vamos a reproducir a continuación dos obras de arte realizadas por Carancheros Eximios, que abordan y reinterpretan a su modo a nuestro querido Carancheódromo. Se trata de la primera poesía del Poeta Caranchero, y de la tercera obra de la serie “Te pinto un carancheo” del gran artista plástico Champs. Ambas obras ya aparecieron oportunamente en La Gaceta, pero revivirlas hoy nos pareció una buena manera de homenajear al Carancheódromo para empezar a despedirlo. Primero va el Poeta...
COPETEANDO EN EL CARANCHO
Yo me copo
tu te copas
el se copa
rey de copas.
Cuantas copas
la del diego
la de Boca
la de Olmedo.
Si te copa
me re-copo
y compartimos
copa a copa
Copeteando
como chancho
fundí viela
en el carancho.
Si te copa
yo me copo
y copa a copa
voy re-loco.
Copeteando
Hago ancha
La estadía
En esta cancha
Si te copa
me re-copo
compartimos
copa a copa
copeteando
como chancho
fundí viela
en el carancho.
Y cerramos ahora sí con la tercera entrega del ciclo "Te pinto el Carancheo" del loco Campos. Un lujo...
